Envasado y embalaje al por mayor
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¿Influye el envasado y embalaje al por mayor en la venta?
Con el tiempo, el envase y el embalaje han pasado de ser una parte útil del producto a un elemento imprescindible en el marketing.
El primer sector consciente de lo importante que era un buen packaging fue el de la alimentación.
Algunas compañías descubrieron pronto que la presentación del producto puede afectar a sus ventas, tanto positiva como negativamente.
El envasado debe ser consecuente con lo que se vende e, incluso, ser una extensión de las cualidades de los productos que debe proteger.
Así pues, si queremos vender unas patatas artesanas, la caja o el envasado debe transmitir esa esencia de hecho a mano, tanto en forma como en acabado.
Si, por el contrario, se trata de un producto electrónico como un teléfono móvil, el envase debe parecer moderno, incluso futurista, usando cartón trabajo o plástico de última generación.
Si la cualidad esencial del móvil son las altas prestación de la cámara y la pantalla, la caja o el embalaje deben mostrar la calidad de sus imágenes.
¿Cómo han evolucionado los materiales en el envasado y embalaje en la historia?
Podemos pensar que no ha sido hasta los dos últimos siglos en los que el embalaje y el envasado han cobrado importancia, pero nada más lejos de la verdad.
**Desde la prehistoria, antes del descubrimiento del cartón o del plástico, el ser humano ha tenido la necesidad de transportar productos, almacenar bebidas y guardar alimentos. **
En esta primera etapa, los humanos prehistóricos usaban fibras vegetales con las que dar forma a cajas o cestas de mimbre, por ejemplo, y barro o arcilla para hacer vasijas. Algunos ejemplos de estos envases han perdurado hasta nuestros tiempos y ahora son expuestos en los museos de Historia.
A orillas del Mediterráneo, desde egipcios hasta los romanos, pasando por los griegos, se tuvo la necesidad de transportar alimentos a largas distancias.
Los egipcios crearon las primeras botellitas y tarros de cristal, mientras que los romanos apostaron por el barro.
El comercio y los transportes fueron actividades esenciales para la sociedad romana. Tanto así, que lo que se creía una colina –el monte Testaccio- cerca del río Tiber, en Italia, era un cementerio de ánforas.
Este cementerio se construyó con las piezas de barro que transportaban aceite desde Bética, una zona que comprende parte de la actual Andalucía en España.
Cuando llegaban a Roma, descargaban su contenido, se rompían en trozos y se depositaban en un descampado… Durante más de 250 años, hasta dar forma a un monte.
A partir del S. III, el barro dio paso a la madera. Primero los barriles y después las cajas de madera, estos envases dieron la vuelta al mundo en el transporte de mercancías.
Según lo que transportaran, se rellenaba el interior de las cajas con serrín, telas u otros materiales, de forma que el contenido quedara sujeto con la intención de proteger la carga.
La madera fue hegemónica hasta el S.XIX, cuando le salió un duro competidor: el cartón.
Si bien la historia del cartón se remonta a la China del S. XVI, no fue hasta la revolución industrial que se popularizó su uso en el empaque.
Pero no fue el único material nuevo para envases.
En 1810, un comerciante británico diseñó la primera lata de metal funcional.
Desde este momento, las latas, las cajas de cartón y las botellas de vidrio se fueron perfeccionando con el tiempo.
Hasta que, en pleno S.XX, aparece un material del que aún no podemos prescindir: el plástico.
En el S.XXI ha quedado patente que la evolución en materiales, ya sea el plástico u otros, en el envase y embalaje no ha acabado. ¿Cuáles serán las últimas innovaciones?
¿Cuáles son las últimas innovaciones de los proveedores de envasado y embalaje al por mayor?
Unos buenos envases y embalajes, ya sean de cartón o de plástico, deben cumplir con las siguientes características:
Proteger: las cajas, envases y embalakes deben proteger las mercancías y productos para soportar las inclemencias de los diferentes transportes.
Marketing: deben identificar la marca y contribuir en ella.
Sostenibilidad: deben ser sostenibles, ya sea en su producción o en su reciclaje como mínimo.
Para cumplir con estas tres características, el sector está en plena época de innovaciones. Esto es lo que viene:
- Material compostable para packaging alimentario: a veces solo hace falta fijarnos en la naturaleza para inspirarnos.
El plátano, el melón, y un sinfín más de frutas, ya vienen con una capa protectora que nos permite transportarlos sin que se dañen.
Y, evidentemente, el empaque es de origen vegetal y cero contaminante.
Una de las innovaciones que estamos viendo en el sector es el empaque o las cajas que imitan a la naturaleza y que todo él es compostable como la fibras vegetales de coco o de maíz.
Disminución de los químicos: ya sea en las etiquetas adhesivas como en el envase de plástico en sí, el consumidor exige materiales sin apenas químicos.
Packaging adaptado a la edad: que la pirámide poblacional se está invirtiendo es un hecho.
Cada vez más, el consumo lo realizan personas de mayor edad.
Por eso, los envases deben estar pensados también para ellos: tamaño de fuente mayor, paquetes con abrefácil, blísters de fácil manejo…
- Envases conectados: el internet de las cosas también ha llegado al sector del envase y del embalaje.
Los envases inteligentes podrán monitorizar el producto para conocer su estado, informar mejor al cliente de la composición del empaque… Incluso decirle cómo debe ser reciclado.
- Envases que cuidan de los alimentos: un gran reto del sector es conseguir un envase inteligente que tenga propiedades antioxidantes.
De esta manera, en lugar de que los aditivos estén en la comida, estarían en el envase protector.